La narrativa se desenvuelve en primera persona a través de Christopher Boone, un joven de 15 años con habilidades matemáticas excepcionales, pero que enfrenta dificultades en las interacciones sociales debido al espectro autista, aunque el libro no lo aborde explícitamente.

Este enfoque singular otorga a la historia una perspectiva cautivadora e inusual. La singularidad de Christopher se refleja en sus relaciones con otros personajes, sus pasatiempos y sus reacciones, lo que contribuye a crear una trama rica en matices. Él mismo relata las dificultades que enfrenta al interpretar expresiones corporales y gestos, luchando con las sutilezas no verbales de sus familiares y conocidos.

Esta lucha constante afecta su capacidad para ser empático, siendo, en ocasiones, malinterpretado como insensible. El punto inicial se presenta cuando Christopher descubre el cuerpo de Wellington, el perro de su vecina, asesinado con un tenedor. Intrigado por el misterio, decide emprender la investigación del crimen a pesar de las advertencias de los adultos. Este suceso marca el inicio de una trama que se desenvuelve entre desafíos emocionales y revelaciones familiares.

Joven de 15 años. Vive en Swindon, un pueblo en Inglaterra. Tiene síndrome de Asperger dentro del espectro autista. Es el narrador de la novela, y es así como los lectores vamos conociendo más sobre su manera tan particular para interpretar su mundo. Es un chico apasionado por la lógica y las matemáticas, y con muchos problemas para generar empatía por las personas de su entorno.

El joven nos regala estupendos episodios lógicos/deductivos al intentar describir su entorno. Nos entrega fabulosas deducciones matemáticas y nos muestra con ecuaciones, gráficas imágenes, su pasión por la explicación científica.

No tolera ni el tacto de los demás hacia él, ni gran parte de los sonidos externos. Cuando se ve envuelto en ellos puede caer en profundas crisis emocionales. Por esta razón evita las multitudes y se reconforta con su soledad. Una característica importante de Christopher es que es plenamente consciente de su situación particular, pues ubica muy bien que su forma de interpretar el mundo suele ser muy distinta de la que mantienen los demás.

El chico es auténtico y honesto. Le aterran las mentiras, y al mismo tiempo es decidido. Todo el tiempo estará enfrentando a sus más terribles miedos. De hecho, el viaje que tiene que emprender a Londres en búsqueda de su madre y de su acompañante Toby (su hámster) es un ejemplo de ello.

Este personaje es un tipo cuestionable, frío y solitario. Aunque proyecta actitudes muy positivas hacia su hijo, al mismo tiempo, quizá por sobreprotección le oculta la verdad sobre su madre.

Christopher descubre las cartas de su madre que Ed le ocultó durante años, pues le hizo creer que había muerto por causa de una enfermedad. Su hijo encuentra la verdad tratando de tejer la historia sobre la muerte de Wellington, el perro de sus vecinos.

Es así como Ed tiene que decirle la verdad a Christopher, quien descubre, además, que su madre está viva, que vive en Londres y que en realidad lo había ido a vivir con el Sr. Shears, el vecino que había dejado a su esposa dueña del perrito Wellington, la Sra. Shears. Y así también Cristopher se entera de que su padre asesinó a Wellington. Y por esta razón Christopher considera que su padre es peligroso, así que decide dejarlo para ir a buscar a su madre a Londres.

Al final mejorará su relación con su hijo, y se abre una posibilidad de unificación familiar bastante óptima para Christopher. Sin lugar a dudas se trata de un tipo controvertible, sin embargo, con la trama de la historia, el lector puede ir identificando los verdaderos motivos sobre su ocultamiento de la verdad a su hijo, y lo que provoca en él el hecho de asesinar al perrito Wellington.

Al principio genera mucha animadversión hacia los lectores por el hecho de abandonar a su hijo y esposo por irse con el vecino. Sin embargo, poco a poco vamos sabiendo más sobre sus decisiones, pues Christopher nos muestra algunas de sus cartas que ella le escribió y que su papá le ocultó.

Es una mujer imperfecta que siente mucha debilidad por no poder entender a su hijo. En sus cartas, le explica a Christopher la angustia que le causaban sus crisis por su condición autista ante las muchedumbres y los sonidos. En dichas misivas, le explica que ella se sentía desesperada y señalada por no poder ayudarlo, y lo que experimentaba cuando al parecer, prefería estar con su padre, porque en efecto, sólo él podría ayudarlo por asuntos de su condición.

La situación autista de su hijo la deprimía, razón por la cual le impedía mostrarse empática con él. Todo eso causó que la vida con su esposo fuera hostil, lo que justificaba de alguna manera su actitud hacia él y su hijo.

Ella suponía que Christopher leía sus cartas y que él no quería responderle por estar enfadado y decepcionado de ella. Luego de la visita inesperada de su hijo, ella se entrega por completo a él, al grado de abandonar a su pareja (el Sr. Shears), su trabajo y su vida en Londres para regresar con Christopher con su padre y colaborar así, para que ellos se perdonaran y superaran sus diferencias.

Ella no sólo es la maestra de Christopher, sino que es la única persona que en realidad logra entender tanto sus acciones como sus interpretaciones del mundo.

Ella es la única que puede comunicarse con Christopher, por tanto, sus consejos serán determinantes para el protagonista. Esto nos recordó, lo significativo que puede ser el hecho d sentirnos apoyados y comprendidos por alguien.

Ella es la dueña del perrito asesinado, Wellington, caso por el que comienza toda esta historia. Es la vecina que entabla una relación oculta con Ed, el padre de Christopher luego de que su esposo huye con la madre.

La Sra. Shears se acerca demasiado al padre y a Cristopher luego de que su esposo se fuera con Judy. Esto provoca que el joven mantenga una relación estrecha con ella, sin embargo, su actitud cambia luego del asesinato del perro, pues para ella, quien lo mata es Christopher.

Al parecer, Ed decide matar a Wellington por celos y reproche contra ella, ya que, para él, la Sra. Shears siempre prefirió al perro que a él y a su hijo.

Es la mascota inseparable de Christopher, con quien hace maravillosos razonamientos y quien lo acompaña en la búsqueda de su madre a Londres.

Es el perrito muerto con el que comienza la investigación de Christopher, y con la cual logra descubrir un importante suceso en su historia personal que le cambiará su vida.

Se trata del vecino con quien la madre de Christopher abandona a él y a su padre para irse a Londres. Se trata de un hombre individualista y muy hostil con el joven protagonista de la historia. En la novela no conocemos mucho sobre este oscuro personaje.

Anciana amable que logra entablar conversaciones con Christopher, quien al principio no era ni cálido ni afable con ella, pero al final, es a ella a quien termina contándole la verdadera historia de su madre.

Guillermo Rosas Álvarez

Director de proyecto en Pólux Orbital Education, High Teacher en Liber-IK High School, del binomio Kepler Institute & Exam-IK Prep School, y director del proyecto de investigación científica Somnium-K.